A continuación voy a publicar una serie de modestas ayudas para módulos de rol en la Tierra Media. En este caso son fragmentos de campañas realizada en la década de los 2000. Seguramente la mayoría de los lectores no encontrarán sentido a estos fragmentos, pero han de darse cuenta de que son parte de una historia que se narra y se interpreta, no de una narración en sí misma.

Espero puedan serle de utilidad a alguien.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Tercera Parte de las Crónicas de Arien de Gaersûl
V. El interminable océano blanco
De las anotaciones de Arien de Gaersûl 

Dos días más tarde encuentran a los Lossoth que en un principio desconfían del grupo, pero Klimt hace valer su influencia en esas tierras, y pronto llegan a un acuerdo con los hombres de la tundra helada. A cambio de algunas cosas el grupo consigue tres trineos, el tiro de los mismos (unos 60 perros), pieles y comida para los canes. Cuando amanece “El señor de los Perro” adiestra a sus compañeros en al arte del manejo de trineos, en el cual algunos hacen valer su habilidad para con los animales simplificando así la conducción de los vehículos.

El tránsito por el llano se agiliza y poco a poco el grupo gana terreno. Observo casi divertido a mis viejos camaradas hacer verdaderos esfuerzos para controlar los tiros e incluso a alguno quejarse de no ser una forma demasiado digna de viajar (Jyganoth viene de un mundo en donde el medio de desplazamiento por antonomasia es el caballo y al perro no se le tiene más consideración que a un esclavo). Parece ser que se aproxima otra borrasca. Otra vez pasaran frío.
  
Algo grave ocurre días más tarde. Veo como cuatro figuras enormes avanzan hacia el primero de los trineos. Los perros se niegan a avanzar. Enseguida las figuras aumentan su velocidad abalanzándose sobre la vanguardia del grupo, pero su carga es inútil. Un sonido poderoso, claro y puro sale de la garganta de Trya y las figuras no alcanzan su objetivo y caen a plomo.
 
Después la tierra se abre tras el trineo de vanguardia, y el segundo empieza a hundirse en la nieve. Otras dos criaturas salen de entre el hielo y atacan a los tripulantes del vehículo, estos se salvan a duras penas, pero los dos Draconegro no lo consiguen y son atacados por los seres.
  
Fuera del agujero Jyganoth y Shelem se enfrentan a otro par de criaturas que salen de entre el hielo, Ori Kadhûm es atacado por otra y Danhir que ha conseguido no hundirse con el trineo  es emboscada y golpeada salvajemente por la última de las criaturas. Thervas parece destacar en la lucha contra este tipo de seres (que más tarde identificará como trolls de las nieves). El combate es breve pero hay tres bajas. Veo a los Draconegro contusionados y a Danhir tirada en un charco de sangre que poco a poco se congela. Trya, malherida, intenta restaurar el daño con su magia pero... ¿Qué pasa?, ¿Qué le ocurre a Danhir?. Ésta expele un terrorífico bramido que pone los vellos de punta a hombres y animales, se revuelca, araña y tiene que ser reducida por mi padre y Shelem que andan cerca. ¡¡He visto sus ojos y eran como los del sueño de Trya!!.
  
Al final Danhir cae en estado de shock y puede ser tratada. Al despertar al día siguiente apenas recuerda nada.

Páramo helado.
La borrasca continúa y el terreno se vuelve más agreste, recordando las formaciones colinosas cubiertas de nieve a los túmulos de las Quebradas del norte de la antigua Cardolan. A atardecer del día después del ataque de los trolls observan algo en la lejanía. Un brillo lejano entre las congelabas rocas extraña al grupo y Klimt, arto de sorpresas, recomienda una exploración y si fuese necesario eliminación de cualquier amenaza. Se inicia el acercamiento y pronto llegan a la fuente de sus dudas, ante ellos la entrada de una maravillosa cueva plagada de formaciones cristalinas naturales e iridiscentes, debido a alguna fuente de luz procedente del interior de la cueva.

Empiezan el descenso a la cueva y poco a poco van acercándose a una extraña luz. Se trata de un raro cristal del tamaño de la cabeza de un troll que brilla con una luz azulada y despide cierto calor. Es extraño incluso desde este estado onírico puedo notar su poder, la esencia contenida en él, pero también puedo notar a las criaturas que andan cerca y que acechan al grupo. Su presencia me recuerda a Ragnarog...

El cristal está situado en un pequeña isleta en el centro de una sala al final del túnel. De esta sala parten otros tres pasadizo de un tamaño considerable. Ori empieza a realzar las primeras investigaciones sobre el objeto, pero los resultados no son demasiado satisfactorios por la cara que pone. Es curioso lo expresivo que puede resultar el viejo enano cuando está contrariado. El examen de la sala tampoco aporta nada aunque una de las conclusiones de Ori demuestra un foco maligno en una de las paredes. Deciden ir en busca de resto del grupo, esto les da mala espina.
 
La cavernaPoco después la compañía llega y juntos descienden por el túnel  llegando poco después a la sala, donde por otra parte, no se ha producido ningún cambio. Entre todos comienzan una investigación minuciosa del terreno y en cuanto Trya empieza a usar su poder las cosas se empiezan a poner mal. Hay varios focos malignos y Danhir parece haber visto algo. En un momento la caverna hierve de actividad, las pareces se tornan criaturas de tres cabezas parecidas a dragones con la piel de un camaleón de camuflaje perfecto. Comienzan las hostilidades. Son muchas y Ori toma un sorbo de lo que nos ayudó a acabar con el dragón: una peculiar poción que nos proporcionó una fuerza de ánimo fuera de lo común. En seguida veo caer a Dim, no parece grave pero le ha dejado fuera de combate. Mas golpes, el siguiente es Jyganoth. Deja de moverse.
 
Para mi alivio poco a poco las criaturas van cayendo hasta que la última de ellas expira en el rocoso suelo de la caverna central. Vienen mas y Ori tiene una idea. Pero es una locura ¡quiere destruir la roca que se encuentra en medio de la laguna!. Creo que ni siquiera él mismo quiere pensar en las consecuencias que esto puede acarrear. Los seres vienen en mayor número y el grupo, excepto Ori, trepa ya por el túnel hacia el exterior cargando con los heridos. El viejo enano está concentrado, no ve como las criaturas están a punto de abalanzarse sobre él. Un poderoso destello surge de las palmas de sus manos, un proyectil de color anaranjado impacta con un ruido sordo contra el cristal. Un instante de silencio. Un poderoso resplandor...
 

Creo que he estado inconsciente durante un buen rato. Me encuentro fatal. No sé si debiera seguir teniendo estos sueños Voy a descansar unos días, no sé si quiero ver el resultado de la falta de previsión de Ori. No queda mucho para llegar a casa, y será allí donde prosiga con esto.

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