A continuación voy a publicar una serie de modestas ayudas para módulos de rol en la Tierra Media. En este caso son fragmentos de campañas realizada en la década de los 2000. Seguramente la mayoría de los lectores no encontrarán sentido a estos fragmentos, pero han de darse cuenta de que son parte de una historia que se narra y se interpreta, no de una narración en sí misma.

Espero puedan serle de utilidad a alguien.


miércoles, 25 de septiembre de 2013

Primera Parte Crónicas de Arien
V. Hacia Norburgo (Aunque Ori la llamó Ymir-Dhûm) 
De las anotaciones de Arien de Gaersûl


Continuamos hacia la Montaña Solitaria, concretamente hacia el pueblo que se esconde en sus faldas, Dale, también conocido como Valle. El viaje se desarrolla sin incidentes y no nos cruzamos con nadie, cosa que agradezco bastante. Estamos cansados y necesitamos el calor de un buen hogar. 


Esto lo hallaremos en “El Gigante Dormido”, donde contratamos los servicios de un mensajero para comunicarnos con Erebor, donde nuestro amigo Tharan, supuestamente nos espera.

Éste no nos falla, ya que, al anochecer del día siguiente Tharan acompañado por otro enano hace acto de presencia en la posada. El encuentro es muy emotivo, mis hermanos parecen tener cierto afecto por TharanEl Mercader” pues este vivió largo tiempo al servicio de mi padre en Gaersûl. Además fue acompañante del grupo en la época en la que empezaron a viajar por la Tierra Media. Más tarde, Tharan presenta a su acompañante, Thorgal Colinagrís

Montaña
En cierto momento de la noche los enanos nos ponen al corriente de varias cosas que sería demasiado largas de transcribir y que se cuentan en otro lado. Procuraré resumirlas de forma casi esquemática lo mejor posible, para darle sentido a las siguientes páginas de estas notas.   
Cuenta que en el año 2509 de la Tercera Edad, el enano Kharak Kadhûm se enemisto con el Rey de Erebor por alguna circunstancia que desconozco, y sé que lo más probable es que mi padre estuviese presente, ya que se trata de la época anterior a la Guerra, cuando él estaba de correrías por aquí en el norte. Los Kadhûm son muy respetados en Erebor y las Colinas de Hierro, y esta discrepancia con el rey será de cierta importancia más adelante. La verdad no tengo recuerdos muy claros de Kharak, pero sé que estuvo viviendo en Baligobach bastantes años. Un día simplemente se marchó. Algo curioso que se cuela en mi memoria más infantil, es un pilar funerario en el patio trasero de la fortaleza, donde lo primero que leí mientras jugaba con mis hermanos fue “Kadhûm” en caracteres rúnicos. Recuerdo que cuando le pregunté a mi madre por su significado me dijo: “Es un apellido. Arien, no lo olvides nunca, porque aquellos que lo lleven darían la vida por ti si fuese necesario, pequeño”. Dicho así casi parece que los Kadhûm (insigne casa de enanos) fueron los mismísimos descendientes bastardos de mi pobre y malogrado bisabuelo Ignithor. Mi madre, en el fondo, siempre ha sido una romántica.

Dragón haciendo su trabajo
Lo siguiente que narra empieza a captar mi atención. Se trata de la llegada de un Dragón a la baluarte enano de Ymir-Dhûm, aproximadamente a finales del año 2523 de la Tercera Edad. Parece ser que la terrible criatura asedia a los enanos durante todo ese invierno provocando su caída de la plaza fuerte con ayuda de orcos y otras criaturas. Pero el cacique enano Ori Khadûm y un reducto de valientes, consiguen hacerse fuertes en los aledaños de Ymir-Dhûm a principios de 2524 de la Tercera Edad. Es aquí cuando el rey de Erebor aprovecha la ocasión, enterado de lo acontecido, para ofrecer una especie de amnistía a Ori que parece ser que tuvo una desavenencia bastante grave con su rey a raíz de la ofensa de su pariente Kharak.... Pero esto se narra más claramente en “La caída de los Kadhûm”.

Algunos de los refugiados de Ymir-Dhûm aceptan la venia del Rey Bajo la Montaña y marchan hacia Erebor después de casi un año de resistencia, aguantando las inclemencias de un campamento en mitad de las Montañas Grises. Cuando los primeros refugiados parten es cuando Ori escribe una misiva a mi padre.


En cuanto llegan los primeros refugiados al Reino bajo la Montaña A finales de 2524 de la Tercera Edad, los Kadhûm residentes enseguida se ponen en marcha y todo aquel capaz de empuñar un arma parte en pos de su patriarca Ori que resistía en el norte como bien podía. El Rey advierte que todo aquel que acuda en ayuda del rebelde Kadhûm caerá en desgracia, y será desterrado para siempre. Esto es ciertamente incomprensible para mí, y creo que estos enanos se guardan parte de la información, porque si no ¿qué es ese odio tan profundo que muestra el Rey de los enanos por la familia Kadhûm?. 

Los Khadûm de Erebor parten sin dilación, el rey los exilia y Brand Colinagrís acoge en su familia a los pocos que no se marchan, y esto para los enanos es un acto de incalculable valor. Nada más se supo de la compañía de Kadhûm que subió hacia el norte para ayudar a Ori, y tampoco se han tenido noticias de él. Todos creen que ha sucumbido a la ira del dragón.

Pero mis compañeros y yo mismo no cejamos en el empeño de seguir adelante, y el viejo Thorgal nos cuenta que Ymir-Dhûm está escondida y los caminos que llevan hasta ella nunca fueron trazados. La fortaleza se encuentra en el interior de una montaña formada por dos picos no muy elevados. La montaña se encuentra en uno de los valles de la cordillera meridional de las Montañas Grises. La zona es agreste y poco poblada, apenas hay vegetación y el agua se encuentra casi únicamente en las cimas e interior de las cavernas, siendo enviada en forma de riachuelos y conducciones subterráneas hacia el “Sarch nia Linquelíë” o Brezal Marchito, donde forma pestilentes marismas. La entrada a la fortaleza se encuentra en la cara sur, dominada por el pico más bajo de esta montaña de dos picos. 

Pero para llegar hasta ahí no disponemos de mapas ni guías, así que Thorgal, después de mostrarse reticente a acompañarnos (pues él es el único de los presentes que ha estado alguna vez en nuestro objetivo) nos hace participes de lo siguiente:

Desde Erebor tomad el Men-Mithrim (El Camino Gris) durante al menos dos jornadas de viaje ya que en ese punto, termina una cordillera colinosa que os servirá de “punta de flecha” para guiaros hacia el noreste. Salid del camino y seguid la cordillera por su lado occidental hasta que lleguéis al Men-Rhûnen (Camino del Mar de Rhûn), esto debería llevaros unas tres jornadas de viaje. Aquí si miráis hacia el norte ya podréis ver las Ered Mithrim (las Montañas Grises), y es ahora cuando vuestros pasos deben ser más cautos ya que hay oídos por toda esa estribación. Seguid hacia el norte siguiendo las colinas y a una jornada y media, veréis que frondosos bosques empiezan a cubrirlas. No entréis en ellos todavía y bordeadlos como las colinas, por el oeste, hasta que veáis el primer altozano despejado. Trepad hasta su cima y si habéis seguido bien mis instrucciones, aquí veréis dos cosas, una piedra marcada con la runa de los Hierrofirme (Khadûm) que mira hacia el noreste y un valle oculto por tupidos bosques.
Este valle está encerrado en su cara oeste por colinas boscosas (donde os encontráis), y por el norte, una gran montaña de dos picos (Dosyelmos), hacia el este por una afilada hilera rocosa con forma de sierra (Lomaserrada) y al sur por otra mole siempre cubierta de nieblas (Siemprenublado). Este es el primer valle que deberéis atravesar hasta el paso entre  el “Dosyelmos” y “Lomaserrada”. Después seguid rodeando el “Dosyelmos” hasta su cara más norteña y contemplareis el Gran Valle Desolado, ya estaréis muy cerca...
Es aquí, en este nefasto valle, donde Ori Khadûm eligió construir la primera de las Fortalezas del Norte, en donde empezareis a ver señales inequívocas de sus dos pobladores más comunes, los Orcos y los terribles Dragones. Ahora veis ante vosotros que el valle está rodeado de un laberinto de gargantas, cimas y desfiladeros arrasados e inhóspitos. Pero quizás tengáis una pista de vuestro destino si observais que una de las cimas del noroeste del valle, humea sin ser una montaña ígnea. Si no es así tendréis que buscarla.
Desde la cara Norte de “Dosyelmos” (donde deberíais encontraros) atravesad el valle hasta su extremo más septentrional y estaréis en las laderas de una montaña partida. Seguid esta ladera hacia el este teniendo el valle ahora a vuestra derecha hasta que veáis que un escondido valle se introduce hacia el noroeste. Es aquí donde no podéis equivocaros.
Justo enfrente, tras la explanada que une los dos valles (hacia el este) veréis la montaña de dos picos. La entrada se encuentra en la cara sur del pico más bajo. Desde aquí ya deberíais ver señales de la devastación y quizás otras cosas... ".

Fin de la Primera Parte. 26/06/2002

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