A continuación voy a publicar una serie de modestas ayudas para módulos de rol en la Tierra Media. En este caso son fragmentos de campañas realizada en la década de los 2000. Seguramente la mayoría de los lectores no encontrarán sentido a estos fragmentos, pero han de darse cuenta de que son parte de una historia que se narra y se interpreta, no de una narración en sí misma.

Espero puedan serle de utilidad a alguien.


miércoles, 25 de septiembre de 2013

Primera Parte Crónicas de Arien
IV. Poca cautela y menos memoria 
De las anotaciones de Arien de Gaersûl

El camino empieza a ser tedioso, y los días transcurren como agua por un río. El buen tiempo está llegando a su fin, estamos a las puertas del otoño. Las noches empiezan a ser tan frías como el carácter de gentes de estas tierras. Si no es por alguna de las discusiones que tenemos Ignithor y yo, pensaría que se nos está espesando la sangre. Echo de menos Gondor, con sus cálidas gentes y sus bulliciosas ciudades. A los únicos que parece no importarles ni el clima ni sus gentes es a Trya y a Bernhard, creo que descienden de estas gentes y además los dos han vivido desde siempre aquí en el norte.

Viaje hacia el norte
Por fin algo de civilización. En una posada en el camino, encontramos a un extraño personaje, Easûl “El Cojo”, parece un ratero pero dice conocer a Hilk Draconegro y nos hace entrega de un mensaje, que aunque verbal, parece verídico debido a la cara que ponen mis hermanos (es extraordinaria la habilidad de estos para fiarse de la gente más inverosímil). Este nos advierte y nos recuerda que caminemos con pies de plomo en nuestro periplo hacia el norte. Pero no debíamos estar demasiado atentos cuando el pobre tullido nos transmitía el mensaje. Unos días después un poco más allá de la Ensenada Este, fuimos atacados por una especie de Guerreros Negros y lo que mis camaradas denominaron Servidores. Debíamos haber tomado más precauciones. Aunque la emboscada no nos produjo nada más que algunas heridas yo lo pasé bastante mal. Todos tuvimos que hacer acopio de fuerzas y demostrar lo mejor de nosotros mismos, así que he podido perfeccionar alguna de mis técnicas.


14-01-2002

Sigo sorprendiéndome con mis compañeros. Después de las maneras que uso para con ellos, me han felicitado después del combate. Por supuesto no he comentado que pensé que esta vez no lo contábamos. Creo que la bolsa con los “cacharros” de mi madre, me va a ser más útil de lo que pensaba y creo que voy a ponerme enseguida a examinar los objetos que contiene de manera más minuciosa. Unos días más tarde y tras el encuentro con una partida de guerreros (neófitos según nos apunto su instructor) procedentes de un lugar llamado Dale, llegamos a Londaroth. ¡Por fin!, pensé. ¡Una maldita ciudad!. Error.   

Una pura ruina
Ante nosotros una ruina o amago de ciudad llena de gentuza y con una posada que daba verdadera lástima, y creo sinceramente que de haber pasado una noche bajo su techo, no habríamos sobrevivido. La esperanza y la traición vino de manos de un tipo llamado Viloric y de su hermana. Éste, aparentaba ser un potentado de la región y nos invito a pasar la noche en su compañía y en su mansión, un edificio algo más decente que el resto de aquella miserable villa. Confiados (de nuevo) aceptamos sin vacilar pues avaló sus palabras con el nombre de Hilk, que al parecer se estaba convirtiendo en nuestro ángel guardián. La hermana de nuestro anfitrión nos deleitaba con dulces sonrisas que incluso las mujeres del grupo parecían agradecer, pero poco a poco fuimos cayendo en un extraño sopor y cuando despertamos, estábamos encadenados y encerrados.

La fuga fue cómica y a la vez peligrosa, ya que, casi todos mis compañeros, afectados por la extraña droga que se suministró en la cena, perdieron la memoria y tuve que improvisar historias para convencerlos de que se fiaran de mí. Mientras tanto los Servidores eran alertados de nuestra presencia en casa de Viloric y se acercaban poco a poco. Más tarde supimos que la hermana de este pertenecía a una secta de adoradores del Señor Oscuro llegados al parecer de un siniestro lugar llamado Nan Mor-Sereg.

Estamos muy cerca de Esgaroth, la Ciudad del Lago, pero creo que no vamos a estar demasiado tiempo. Queremos ser más cautelosos finalmente después de discutirlo, decidimos no entrar en la ciudad, y rodeamos el lago por su cara oriental. Ocurre algo muy extraño. Dim, el elfo que nos acompaña, dice haber hablado con una cigüeña y esta le ha dado un aviso: “Cuidado con las alas negras de las profundidades. Si entras en ellas puede que no salgas”. Extraño...

30-01-2002

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