A continuación voy a publicar una serie de modestas ayudas para módulos de rol en la Tierra Media. En este caso son fragmentos de campañas realizada en la década de los 2000. Seguramente la mayoría de los lectores no encontrarán sentido a estos fragmentos, pero han de darse cuenta de que son parte de una historia que se narra y se interpreta, no de una narración en sí misma.

Espero puedan serle de utilidad a alguien.


viernes, 27 de septiembre de 2013

I. El peor viaje de mi vida
De las anotaciones de Arien de Gaersûl

Al día siguiente partimos con este curioso mapa en el pergamino de la memoria. Por supuesto insistimos a Thorgal para que nos acompañase hasta las puertas de Ymir-Dhûm pero aseveró: 

Si hago lo que me pedís, mi familia puede correr el mismo destino que el de los Hierrofirme, y creo que ya ha corrido bastante riesgo al acogerlos. No seré yo quien los ponga en ese camino...”.

He de decir que el viaje se me antojo corto, cosa sorprendente debido que aunque no encontramos enemigos, si tuvimos algunos problemas de orientación y el clima no nos fue demasiado favorable. Al final llegamos al valle desolado.

Un terreno especialmente arrasado nos dio la bienvenida y desde nuestra posición podíamos observar sendas (en algunos casos burdamente pavimentadas) que llevaban a la cara sur de la montaña donde deberían encontrarse las puertas de Ymir-Dhûm. Por toda la zona podíamos ver rastros de orcos y trolls así como los restos de un asentamiento de hace no muchos años. Nos acercamos pero no encontramos ni rastro de la entrada y empezamos a creer que nos habíamos equivocado en alguno de los pasos que Thorgal nos hizo memorizar.

Empieza a anochecer y los orcos seguramente salgan a patrullar, así que decidimos ocultarnos entre los restos del antiguo asentamiento que descubrimos fue construidos por enanos.
Cerca de éste hay una pequeña colina artificial (túmulo) con un pilar en su parte superior. Subimos a investigar y lo que vimos nos llenó de desazón, en el pilar se podía leer en caracteres rúnicos: 

“Los Valientes de Ymir-Dhûm”

Cuarenta hachas empezaban a llenarse de herrumbre apoyadas contra el pilar.
  
Extrañamente en esta cima no había ninguna huella de orco y se apreciaba cierto “poder”. Al explorar la zona nos sorprendió encontrar otro tipo de huellas: las de un enano. Las seguimos y nos percatamos de que no iban muy lejos, nada más y nada menos que hasta una caverna a ras de suelo. Un curioso y enloquecido habitante moraba en ella, el último de los Khadûm, Ori.

Ragnarog en Ymir-Dhum
Poco a poco vamos haciendo que el enano valla tomando conciencia. Al preguntarle por mi padre contesta con la mirada perdida en el infinito: “Yo lo maté”. A continuación con la voz cargada de ira y tristeza comentó balbuceante: “He pasado los últimos dos siglos años trabajando para un rey envidioso y corrupto. Yo que he luchado en cavernas profundas contra demonios y dragones. Yo que he vivido en la ciudad de los Reyes de Gondor y he sido discípulo del mismísimo Señor de Orthanc. Yo que he luchado contra los Oscuros Terrores del Mundo, en la tierra de Mordor, ¡Yo que he construido para mi Rey cinco fortalezas en la tierra de los dragones!...

Ahora no tengo nada más que mi trágica historia. Vi como todos mis sueños caían una noche de invierno, donde en forma de fuego e ira, El Terror descendió por “La Grieta” matando a cientos. Luego intentamos echarle pero vinieron los orcos.

No pudimos contenerlos y después mi querido y oportunista Rey me volvió a llamar a su regazo para que regresara ahora como su fiel perro Alquimista. Por supuesto me negué. Pero muchos de los míos ya agotados y desesperados se marcharon.
 
Pero eso no fue lo peor. Mis primos y hermanos vinieron hasta aquí para ayudarme a luchar contra la bestia. Se lo pasaron en grande con nosotros. Los mataron a todos. Yo luche contra el dragón, pero él se metió en mi cabeza y me obligó a ver Horrores del Mundo Antiguo. Se divertía. Creí que mi mente no lo resistiría pero al final me dejo marchar. Vagué sin nombre ni conciencia por la zona y los orcos me dejaron en paz pues era el juguete de su Amo. No sé muy bien cuanto tiempo pasó hasta que el caballero Zygnus me encontró y me devolvió a esta trágica realidad, al menos durante algún tiempo. Todavía noto como hurga en mi mente, veo sus sueños de horror y siento su maldad y regocijo...”
  
En este punto se pone a farfullar: “¡¡Ahhh!!... ¡¡Ymir viejo amigo!!, ven con tu espada forjada en Minas Tirith, ayúdame en esta hora de venganza como en los viejos tiempos. Llama a los otros, a Dalamar, a Octagor... Dile a Maewen que tenga dispuesto su arco, y ven hasta mí de la mano de Shirka, como en el cuento que me contabas mientras la fragua nos iluminaba la cara...”
  
Casa de GaersûlIntentamos calmarle, e insistimos en que nos narre algo sobre el paradero de mi padre: “Si, disculpad... El caballero Zygnus me devolvió algo de cordura. Yo estaba bastante débil y él y sus hombres cuidaron de mí. Le narré mi historia y mantuvo un respetuoso silencio hasta que terminé, pero en sus ojos había algo... una mirada extraña... me recordó a alguien...

Estúpidamente le envié a la muerte. En mis renacidas ansias de venganza le pedí ayuda. Le dije que juntos podríamos derrotar a la Bestia, incluso le ofrecí la mitad del oro de Ymir-Dhûm (lo cual le enojó para mi asombro). Creo que la gloria de los antiguos hombres así como su honorabilidad está todavía muy presente en esta familia.

Esto último lo dice con una extraña mirada dirigida hacia mis hermanos y a mí: “Resolvió matar a Ragnarog. Yo estaba debilitado en extremo, y no permitió que le acompañara. Así que uno de sus hombres (un veterano) se quedó custodiándome. Pero pasaron dos días. La montaña rugió muchas veces y unos jinetes aparecieron y entraron. El soldado que me acompañaba reconoció en ellos un peligro en potencia y cuando entraron en la fortaleza, el hombre de Gondor fue detrás para avisar a su señor. Al día siguiente cuando la espesa niebla se levantó, ya no estaban las monturas de esos inquietantes jinetes y de Ymir-Dhûm no han vuelto a salir nada más que orcos y otras bestias.” “¡¡Pero por Aule que el día de la venganza está muy cerca!!”.
 
Esto es lo que Ori nos contó acerca de sus vivencias y pesares. La verdad nuestro objetivo no se presenta muy alentador después de escuchar tal historia. De cualquier manera estoy ansioso por entrar...


03-02-2002

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