A continuación voy a publicar una serie de modestas ayudas para módulos de rol en la Tierra Media. En este caso son fragmentos de campañas realizada en la década de los 2000. Seguramente la mayoría de los lectores no encontrarán sentido a estos fragmentos, pero han de darse cuenta de que son parte de una historia que se narra y se interpreta, no de una narración en sí misma.

Espero puedan serle de utilidad a alguien.


lunes, 30 de septiembre de 2013

III. Laberintos, orcos y otras bestias
De las anotaciones de Arien de Gaersûl 

Decidimos ascender en un primer momento para obtener algunos pertrechos extra en el “Nivel Dos”, en donde se encuentran “Las Armerías” pero encontramos que han sido saqueadas. Aquí encontramos el cadáver de un hombre pertrechado con la librea de Gondor, es el soldado que custodiaba a Ori. Un hecho muy desagradable y desalentador. Un poco más adelante encontramos “Los Baños” (con una caldera... es posible que nos sea útil más adelante) y orcos, a los que reducimos con tanta facilidad que la moral del grupo se pone por las nubes. Continuamos avanzando...
  
Encontramos mas oposición en el “Nivel Dos”, son orcos y trolls y acabamos con ellos no sin cierta dificultad. No consigo dejar de atemorizarme al ver a los trolls. Es algo que no he superado de momento, son demasiado grandes y estúpidos y les tengo miedo, aunque pueda defenderme de ellos con cierta facilidad.

Nada de armamento extra en este piso. Ori aconseja subir al “Nivel Tres”  donde hace tiempo estaban sus propias estancias en donde quizás halla todavía objetos que puedan ayudar a la empresa. Algún acceso está destruido pero gracias al enano conseguimos ascender de nuevo.
 
Es increíble la pericia de los enanos. En una de las grandes salas que atravesamos observo atónito que se trataba de un jardín subterráneo. Pero está plagado de orcos. Esta vez tampoco tenemos problemas, ya que, conseguimos acabar con ellos urdiendo una treta ideada en parte por Muscaria (esta se hace pasar por un tenebroso encapuchado e intenta sacar algo de información a los orcos, pero sin demasiados resultados). En un alarde mágico durante este proceso de engañó, Shelem hace despertar un Poder de las profundidades. Ori asevera que el dragón ha despertado y nota su presencia.

Ymir DhûmEl miedo inevitablemente se nos mete en el cuerpo y empezamos a movernos más deprisa. Pero lamentablemente los aposentos de Ori prácticamente han desaparecido, los orcos han hecho un trabajo excepcional. No hay objetos, todo está saqueado. Hay que ir pensando en bajar y una especie de elevador que recorre la práctica totalidad de los Niveles, parece la única opción viable. Para acceder al elevador necesitamos ascender al “Nivel Cuatro” para examinar la “Sala de Poleas” y poner en marcha el mecanismo. Pero este nivel está infestado de orcos y trolls además me toca la desagradable tarea de explorarlo junto a mi hermano Shelem, en busca de una pieza que Ori ha detectado que falta en el gran mecanismo elevador. Menuda sorpresa nos llevamos cuando vemos que la pieza tiene el tamaño de un troll en estado de gestación, pero gracias a uno de los “cacharros” de mi madre consigo llevarla hasta la “Sala de Poleas” donde Ori la restaura al mecanismo.

Usamos de manera algo precaria el elevador para descender, pero un numeroso grupo de orcos nos pone en un aprieto. Me pongo en retaguardia para que el resto del grupo pueda llegar hasta el ascensor, pero los orcos son  demasiado numerosos y los nervios atenazan mi ánimo. Voy a intentar asustarlos con una ilusión, no sé si seré capaz...

Mis narraciones se han de volver forzosamente más cortas pues tenemos poco tiempo para descansar, y ese tiempo aquí dentro, nos es más precioso que el Mithril.
 
Según me han narrado he caído inconsciente durante horas. Shelem me ha contado los últimos acontecimientos. Por lo visto conseguimos usar el elevador para descender a “La Profundidad Cuatro” librándonos del acoso de los orcos, pero cuando la máquina recorría “La Profundidad Uno” esta se descontroló y cayó al vacío, teniendo que saltar en una arriesgada maniobra. Según me dice, se salvaron de puro milagro. Bastante contusionados, continuaron.
Tras el incidente del ascensor continuamos la exploración de la “Profundidad Uno” con el fin de encontrar un acceso a las salas y túneles inferiores. Shelem teme por nuestro hermano Ignithor, gravemente herido a causa de la caída. Éste se siente por primera vez en su vida extremadamente vulnerable. Al llegar a lo que Ori denomina “El Salón del Trono” se desata el desastre. En el mismo trono activamos una trampa con el sello del mismísimo Ragnarog, un ingenio mágico que hace que mis compañeros empiecen a matarse entre ellos sin atender a amistad o reconocimiento. Shelem sufre una herida mortal causada por un desconocido Bernhard. Parece que no va a salir de esta.

Todo termina aunque no sé muy bien como. Es aquí donde empiezo a recuperarme del esfuerzo de la “Sala de Poleas” y lo primero que veo es a Trya en “El templo” usando su poder para “traer de regreso” a mi hermano Shelem. Cuando esto sucede (para gran alivio de todos) decidimos que es mejor dejarle en un lugar seguro. Muscaria se encarga de eso con uno de sus sortilegios y le “envía” lejos de este siniestro lugar... Continuamos y poco después encontramos la manera de descender a la “Profundidad Dos”.

OrcosIntentamos recorrer este nivel lo más rápido que nos es posible. En la zona de “Las Bodegas” encontramos orcos y una desagradable visión: un cadáver con la librea de la guardia personal de Goose que servía de decoración a los orcos. Más allá de “Las Destilerías”, en lo que Ori llama “Los Almacenes” más orcos. Éste durante la lucha sale en persecución de un par de orcos junto con Jyganoth, y da caza a uno. El otro evita al Hombre del Este que no puede hacer nada en la completa oscuridad de los túneles. 

Ori corre tras él y no le volvemos a ver en un tiempo, parece que desciende a la “Profundidad Tres” completamente solo.

Cuando termina la escaramuza, seguimos a Ori hasta el nivel inferior donde encontramos una verdadera ciudad de orcos. Observamos también que hay esclavos Aradan, Urd y algunos enanos, vemos también que hay más cadáveres de hombres de Gondor decorando la siguiente sala. De Ori no hay ni rastro. Aquí los acontecimientos se precipitan, Muscaria y yo preparamos un poderoso hechizo para intentar acabar con la mayor parte de las criaturas que se reúnen en una sala de tránsito por la que debemos pasar, si queremos descender hasta la “Profundidad Cuatro”. Producimos una explosión de poder tan grande que incluso nuestros acompañantes también caen heridos. Muscaria esta ilesa, quizás un poco cansada, pero yo me siento exhausto, creo que esta vez me he excedido. Apenas puedo andar y me tienen que ayudar a sortear los cientos de cadáveres de orcos calcinados, hasta llegar al túnel que desciende al nivel inferior. Ori ha aparecido, se encontraba ayudando a los enanos cautivos a escapar.

DragónEl acceso a “Las Fraguas” está bloqueado, pero conseguimos avanzar gracias a uno de los ingenios de mi madre. Descendemos. Los salones y corredores parecen más vacíos y solitarios que en el resto de este reino bajo tierra. Hace calor, y algo late. Llegamos a unas gigantescas cavernas. ¡¡Que maravilloso espectáculo, el suelo está recubierto de oro!!. Vemos fraguas enormes encendidas, y más adelante una especialmente grande y magnifica; La Gran Fragua. Oímos una voz que inspira al horror y no avanzamos mucho mas. Enseguida una gigantesca bola de fuego llega hasta donde nos encontramos y lo vemos. Es Ragnarog una bestia descomunal de color negro-azulado y ojos verdes. Cada una de sus escamas tiene el tamaño de un escudo de caballería y cada garra es tan larga como un mandoble. Me maravilla el movimiento del dragón, a pesar de su enormidad se mueve tan deprisa que a veces ya no está en el lugar donde le he lanzado un proyectil.

La batalla es confusa y penosa. Nada más empezar Elostyr cae, Ragnarog le secciona la cabeza, mas tarde es tío Vardil. Casi faltándonos ya recursos y energías es Din quien en un magnifico golpe a la garganta hace brotar la sangre negra de Ragnarog a borbotones. Poco después la criatura yace inerte en el suelo de la caverna. Solo nos queda buscar a mi padre, pero no lo vemos, él no está aquí...

Fin de la Segunda Parte. 25-02-2002


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