Anexo III de la Primera Parte: Anotaciones
al margen
El
Avatar
Se
cuenta que... Luindar “Mantoazul” o “El Sabio Azul” más tarde fue conocido
como “El Avatar”. Primer Nacido de la
casa de Finwë, luego Fingolfin fue su señor en los primeros
días del mundo. Se enamoró de Riga,
que se convirtió en su musa y en su amante. Durante la Matanza de Aqualondë permaneció con el grupo de Fingolfin y llegó a la Tierra Media en compañía de muchos otros
poderosos Noldor y por supuesto con su amada Riga (que llega con su familia). Años en Beleriand. Participaron en la “Guerra
de las Lágrimas Innumerables” y Riga
es asesinada cruelmente por Xtix. Luindar jura venganza contra Xtix y su Amo Sauron. Años de pesadumbre y tristeza hacen a Luindar abandonar la casa de Fingolfin
y aislarse en Doriath bajo la
protección de Elu Thingol y Melian (La Dama).
Participó
en la “Guerra de la Cólera” pero no
regresa a la Tierra Bendecida como lo
hacen otros de sus congéneres. Tras la Ruina
de Doriath marchará a Eregion
donde se estableció en Ost-in-Edhil
junto con otros Noldor. Aun lo vivido en Doriath,
Luindar no siente especial aversión
hacia los Enanos y visita muchas veces Khazad
Dhûm, aprendiendo de ellos.
La
tristeza lo empujó a seguir viajando, buscando a los asesinos de Riga llega a su conocimiet que Sauron había escapado de la “Ira de los Valar”, y vuelve a jurar que no escaparán de la suya. Esto le convierte en un ser hosco, altivo (sí
es que un Noldor puede serlo más) y amargado... Pero muy poderoso...
Años
de viajes y tras la “Guerra de la Última
Alianza” en donde el Señor Oscuro
pierde el Anillo Único, se establece
en Rhovanion, entrando al servicio de
Thranduil, pariente lejano de su
antiguo protector Thingol.
El
Sueño
Mircala Iriay-Tarma fue
la vidente del primer Capitán de los
Montaraces del Norte, Aranarth (conocido
como Binan), que tras la devastadora
guerra que acabó con Arthedain (y con esto, a la ruina total
del antiguo reino de Arnor) ve como
sus servicios, en sucesión de la también vidente Malveth, cada vez son menos requeridos. La disolución del reino y
como consecuencia su Orden de Videntes,
hacen que los supervivientes de Arthedain,
confíen más en las dotes de mando de Binan
que en los videntes. Así que comienza una vida ociosa en Rivendel, la casa de Elrond
(refugio de muchos), enfrascada en el estudio y la cría de sus hijos.
Así
es como encuentra una breve referencia a una leyenda que hablaba sobre “...un poder que vendría a sustituir a la
oscuridad reinante...”, pero estos datos eran confusos ¿qué poder?, ¿qué
oscuridad?, y sobre todo, ¿cuándo?. Se puso a “trabajar” en ello y empieza a tener extrañas visiones sobre seres
de las tinieblas que viven en un mar helado. Una de estas criaturas en especial
siempre la “descubre” en estas
visiones. En una ocasión la visión le habla: “...Xtix”, susurra.
Pero
la verdadera revelación llegará una primavera, donde una “mujer” vestida de blanco dirá:
“Serás junto con El Avatar un heraldo de un futuro aun incierto,
porque llegará “Aquel que gobernará cuando caiga el Servidor del Mal” y cuando
esto suceda será como una nube que cegará a los Poderes que queden, que serán pocos e ineficaces. Los que has visto en tus
sueños son sus futuros fieles y están preparándole el camino, aunque siempre al
margen del Señor Oscuro, al que por
supuesto también sirven. Pero esto es un secreto, un gran y tenebroso secreto
que deberás guardar... de momento”.
“Además
de a ti será a otros, durante el Tiempo,
a los que me revelaré para allanar el camino que han de recorrer Los
Elegidos a oponerse “al que vendrá”. Para ello te daré algunas claves, para
realizar el primer trabajo que es el que a ti te toca...”.
La
Espada
“Solo un arma, una espada, será capaz de
destruir a los Servidores y solo una
mujer podrá empuñarla, porque solo la Esencia de Vida de las mujeres de los Hombres es capaz de seducir y mermar las
defensas de la No-Vida de este tipo
de seres...”.
La
Dama siguió contando: “Arien (¿coincidencia
con la Casa de Arien?) la forjó a principios de la Segunda Edad en Ost-in-Edhil, elfo Noldor ya olvidado por los cronistas
que amaba a los Edain como ningún
elfo lo haría jamás. El arma fue forjada
a petición de Luindar pero
nunca la poseyó debido a sus constantes viajes. Esta era capaz de infligir
mucho daño a las criaturas oscuras y en especial a los no-muertos, tormento de
hombres y elfos”.
“Tras la caída de Ost-in-Edhil, Arien huye hacia el norte solo con sus posesiones, siendo perseguido por
algunos agentes de Sauron que se
extendían por toda la región como una verdadera plaga. La mala suerte hizo que
cayese en una emboscada donde fue hecho prisionero. La casualidad (o los Valar)
hace que por allí pasase atraído por la guerra un noble humano que se cruza en
el camino de sus captores, rescatando así a Arien, al que dará refugio y
protección. Este noble era un hombre de Numenor y aún así amante de los elfos y sus tradiciones (de la región de Forostar, futuros fundadores de una de las Siete
Casas de Arthedain, la de Foros, no lejos del Yermo del Norte), así que se maravilló al ver las obras que
Arien portaba consigo de su propia creación y se regocijo al tenerlo como
huésped”.
“El noble al oír la historia de Arien y teniendo noticias frescas de la
destrucción del reino élfico de Eregion
pide a Arien que se quede con él, en
sus tierras y su castillo. Arien
agradecido, accede. Pasan los siglos y Arien enseña sus habilidades a los descendientes del noble (que son muchas,
aparte del Arte de la Fragua). Sigue pasando el tiempo de forma inexorable, y
los Dunedain (ahora así llamados a
los supervivientes de Numenor) se ven
en grave peligro y la casa de Foros no se libra de una inmediata contienda. El
constante asedio de Angmar contra Arnor hace caer Rhudaur y Cardolan está a punto de
ceder, la participación de Arthedain
en la guerra es inminente.
Arien participa en esta movilización junto a los
descendientes del noble, ahora sus grandes amigos y discípulos. Una certera
flecha acaba con Arien. Pero tanto amor había en él hacia la familia del
antiguo noble que antes de “partir”
lega al descendiente la espada”.
“Así la espada se llegó a nombrar como Angnarien (“Hierro de Arien”) que fue
llevada con honor por el descendiente del noble hasta su muerte. Se le enterró
con ella en las Quebradas de los Túmulos,
aunque era una costumbre ya en desuso entre los Dunedain. Y es cuando entra en escena Arsurion, un estudioso de la Magia élfica que tuvo
en su momento la oportunidad de ver y observar con cierto detenimiento, durante
una fiesta tiempo atrás, la espada Angnarien, y por supuesto darse cuenta de su poder. No pudiendo soportar la idea
de que cayese en el olvido, realizó un mapa con la situación exacta del arma,
pues sabía de su propietario y su sepultura, anotando en él sus capacidades y
poderes”.
Tras
esta historia Mircala, impulsada por
la sensación de ser parte de algo grande se pone en marcha y busca todo lo que
puede acerca de Arsurion. Para su
sorpresa descubre el mapa en la mismísima biblioteca de Elrond, pues Arsurion
vivió durante un tiempo en Rivendel donde finalizaron sus días.
Pero...
¿ahora, qué hacer?.
Los
Guardianes
La
Espada y el conocimiento de un futuro por llegar deben ser guardados. Los
Antagonistas esperan a “...aquel que
llegará.”, y no deben de saber de la Angnarien
ni que existen opositores a su causa. Además hay que allanar el camino a
otros...
Mircala
comunicó a un selecto y poco numeroso grupo la Revelación de la Dama Blanca. Estos convencidos en parte, asustados
por otra y sobre todo resignados, juran guardar el secreto y transmitirlo a su
muerte (esta norma sería rota más tarde por la necesidad) también se
protegería el Túmulo de la Angnarien, asimismo se buscaría, espiaría y si fuese
necesario, exterminaría a los Servidores.
Y
así empezaron los Guardianes del Secreto
de la Dama Blanca a moverse y a actuar. Transcurren los siglos y tras
estos, muchas “batallas privadas” que
merman el poder y las capacidades de estos Guardianes.
Se
trazan nuevos objetivos generales como fundar la “Casa de Arien”, intentar alargar la existencia de los Guardianes y “educar más Guardianes por Guardianes”.
Pero
finalmente los Antagonistas descubren
la existencia de los Guardianes, el
secreto está roto, y como no, estos
empiezan a rastrearlos y a cazarlos
sistemáticamente.
Quinientos
años después el numero de Guardianes
es inquietantemente bajo. Los éxitos del enemigo son muchos... se necesitan más
Guardianes. Aunque los que sobreviven
saben que están condenados a desaparecer, solo son la cuña de lo que vendrá, “Aquellos que se opondrán,
los Elegidos”.
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